
Texto de Maricel Di Genno
Cuando accedemos a un texto, nuestros conocimientos previos nos permiten interpretar el sentido del escrito y así vincularnos con el autor en forma particular. Un relato será un poco lo que el escritor quiso, otro poco lo que el lector logre encontrar, otro lo que puede recrear. Esta comunicación que se produce en el acto de lectura, a diferencia de la que se realiza cara a cara (interpersonal), es diferida. Ambos participantes no están presentes en el momento en que se realiza el "intercambio" y por lo tanto el escritor debe prever lo que el receptor necesita para comprender su texto y a su vez el lector debe reponer lo que no esté explicitado.
En otro orden, el texto compartido con un grupo lector también viabiliza las relaciones interpersonales. Al ritmo de una lectura narrativa en vos alta, es probable que las operaciones del lector se verbalicen. Por tanto, se adquieren distintos recursos en la práctica de lectura grupal que en la individual y silenciosa. Los comentarios de los lectores/auditores aluden a las operaciones de control y rectificación de hipótesis iniciales, a la generación de nuevas suposiciones, o bien a la dificultad de comprensión de algún aspecto del texto. Como mediadora de lectura, mi tarea consiste en integrar a la actividad estos aportes y comentarios, para amplificarla. Así, los recursos necesarios para el abordaje de diferentes textos deben interiorizarse progresivamente.
La post-lectura es el momento en que se puede valorar la obra leída, se enriquece la interpretación y se abren lugares a diversas actividades que dan continuidad. Estas actividades serán diferentes según el objetivo de lectura que se haya planteado (leer para conversar, leer para escribir, leer para hacer).
No hay comentarios:
Publicar un comentario